Si pudiésemos alejarnos con mayor frecuencia de la gran ciudad, recuperaríamos un grandioso espectáculo.
Era muy familiar para nuestros antepasados: el cielo. Ciertamente, la vida urbana posee una gran cantidad de ventajas que sería prolijo enumerar, pero no deja de ser verdad que hemos perdido el contacto con la Naturaleza, con las estaciones cambiantes, con el sol, la luna y las estrellas. Al mirar hacia arriba durante la noche, encontramos una cúpula gris oscuro la inmensa mayoría de las veces; si acaso, podemos ver la luna y las estrellas más brillantes. Pero en cielo urbano no es posible contar más de diez estrellas en el cielo, un pobre espectáculo comparado con las seis mil visibles a simple vista.
Nos hemos vuelto artificiales, y esta vida artificial que todos llevamos ha generado unas nuevas enfermedades como la depresión, la creciente violencia, la ira, etc. Y buscamos la perdida salud en distracciones externas, en lugar de tratar de recuperar el contacto con la Naturaleza y con la vida. Si bien es cierto que nuestras ciudades están iluminadas por la noche y que eso nos facilita la vida a todos, los ciclos de actividad y descanso se rigen por el tiempo artificial del reloj y del despertador, no por los ciclos naturales del día y la noche y las estaciones.
Con el objetivo de recuperar este arte perdido, nace el taller de astronomía. En él trataremos de explicar los principales eventos astronómicos del mes, como el tránsito lunar, el solar, las conjunciones de los planetas, sus posiciones en el cielo, en las constelaciones, etc. Y hablaremos un poco de las estrellas, los planetas, los asteroides, de manera que podamos conocer nuestro lugar en el cosmos y ser un poco más naturales y más humildes.
Javier Ruiz