La ciudad vivió con intensidad un día histórico. En una misa pontifical solemne,  el obispo de Huelva, José Vilaplana,coronó canónicamente a María Santísima de la Victoria.

El inolvidable 5 de mayo de 2012, esa fecha para la historia, comenzó cubierto de incertidumbre y preocupación. El paso de palio de la Virgen de la Victoria aguardaba dese el interior de la Iglesia de la Concepción el momento de cubrir el corto camino que le separaba del altar instalado a las puertas del Ayuntamiento, pero la amenaza de lluvia la mantenía desde poco antes de la seis de la tarde con la candelería encendida y la mirada hacia la multitud bajo el dintel del templo, sin dar un solo paso más. Delante marcaba la espera la Cruz alzada de la Hermandad de la Cinta, como un reloj por el que no pasaba el tiempo.

 

Fuerte chaparrón, pero pasajero

 

En la calle esperaba la ciudad engalanada y cientos de onubenses que se apostaban en torno a la iglesia, que miraban al cielo suplicando que no se materializaran malos presagios. Sobre las 18.38 horas empezó a llover fuerte, se abrieron los paraguas y apareció la incertidumbre, el desconcierto, los nervios, la intranquilidad. Pero el chaparrón pasó y se abrió el cielo para que el sol fuera desmadejando sus rayos. Sobre las 19.00 horas comenzó a vivirse el sueño. El capataz, Enrique Izquierdo, fue dirigiendo el paso, que despacio fue asomándose hasta que los aplausos rompieron y redoblaron las campanas. Fluyeron los sones de la Banda del Nazareno, para ir saboreando paso a paso el camino hasta la coronación.

 

Con una cantidad creciente de rostros de alegría, que antes fueron de preocupación, el paso de la Reina del Polvorín tomó hacia abajo la calle Méndez Núñez para continuar por la calle Concepción, la calle Palacio y la Plaza de las Monjas, en cuya esquina le cantaron las hermanas Agustinas. Sus pasos le condujeron después a una Gran Vía repleta de gente, por la que la sagrada titular fue avanzando flanqueada por banderas de España ondeando sobre mástiles blancos, hasta alanzar la plaza de la Constitución, donde otra multitud expectante, vestida de chaqué y mantilla, ocupaba su lugar en un escenario de predominante color rojo y flores blancas. Sobre las 19.37 la banda sinfónica escanciaba sus notas mientras La Victoria se entronizaba, con la medalla de la ciudad al cuello, en la parte central del altar, con el Ayuntamiento de la ciudad a la espalda, para iniciar sobre las ocho menos cuarto la misa pontifical.

 

Desde el convento de las reverendas madres Agustinas partió una procesión litúrgica con los sacerdotes que iban a concelebrar junto al obispo de Huelva, José Vilaplana, la misa pontifical, además de la corona tallada por el cordobés Manuel Valera, llevaba en parihuela por cuatro hermanos. El acto fue abierto por las palabras de José Luis Alburquerque, coordinador de los actos de la coronación canónica. Después se procedió a las lecturas, siendo una de ellas pronunciada por la modelo y actriz onubense Laura Sánchez, muy vinculada a la Hermandad de la Victoria, y posteriormente Isidoro Olivero, el hermano mayor postuló ante el obispo de Huelva la coronación, destacando que este acto lleva asociado un "gesto solidario y humano", en referencia al taller de formación de pan y dulces que se ha creado para mujeres excluidas en la República Dominicana.

Fuente: huelva24.com

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