Su participación se extiende en los últimos años a todas las facetas de trabajo en las hermandades, abriéndose paso con toda dignidad y derecho en un mundo hasta ahora sólo para hombres.

El que era un mundo en exclusividad de hombres abrió sus puertas a la incorporación de la mujer. La apertura de la sociedad a todos los órdenes facilita la incorporación de la mujer e, indudablemente, porque sin ellas hoy en día es difícil pensar que se cubran los cortejos nazarenos. Pero su participación no es en ningún momento de relleno, para completar. No, la presencia masiva de la actual generación de mujeres que forman parte de las cofradías de manera activa tiene una evolución lógica y es la renovación de las hermandades.



Yolanda Valera acompañaba a su novio todos los días en los que iba como músico de la Sagrada Cena; "antes se les llevaba el bocadillo, ahora los da la hermandad", sonríe. Hoy el suyo es un matrimonio cofrade, donde se hace fundamental la conciliación familiar. Que lleva, como dice Olga Guerrero, esposa de un capataz, a tener un cuadrante y bolígrafo para intercambiar los días libres y cuándo dedicarlos a la casa y a la cofradía.



Es un terreno a ir ganando como otros que por el cambio natural de los tiempos ocupa la mujer, tanto en la sociedad como en las cofradías. Lo cierto es que el derecho de la mujer queda promulgado en el Concilio Vaticano II, como reflejó Olga Guerrero, y ante lo que no se puede pretender ninguna discriminación como ha podido ocurrir en tiempo reciente en algunas cofradías, aunque la mayoría de hermandades de Huelva sí tuvieron un respeto por el acercamiento de la mujer que desembocó en su participación activa en el gobierno de la cofradía.



La responsabilidad como capataz de Covadonga Dupuy, en el paso del Cristo Yacente, constituye un hito en la Semana Santa de Huelva. Este era un puesto reservado hasta hoy para el hombre. Al igual, la mujer encontró su sitio en las bandas.



En contra punto a esta incorporación de la mujer en las juntas hay otros oficios que eran más femeninos, como el vestir las imágenes o el exorno floral, y ahora están más copado en su mayoría por los hombres.



Muchos pasos se han dado en favor de la mujer y otros quedan por emprender. Hay puestos a los que será más difícil de acceder, por ejemplo, aun cuando hay monaguillas, no se permite la presencia de mujeres acólitos, al ser un ministerio sacerdotal, dejado sólo para hombres por la Iglesia.

 

 

 

Fuente: Huelva Información.

 

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestra página web. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies.