A José Bacedoni le gustaría que el Puerto liderara las pruebas y patente del proyecto.

Mientras que el hombre siga con su capacidad de invención, habrá creaciones y habrá avances. Otra cosa será la realización práctica de lo que se inventa. Algo así le ha ocurrido a José Bacedoni con su proyecto de construir un nuevo tipo de boya de amarre para barcos en acero con carbono, que su mente imaginó y diseñó en su día, pero que hasta el momento, no se ha visto concretada en un elemento a disposición de los barcos.

            Bacedoni, un onubense polifacético donde los haya, diseñador de arte industrial, escritor, dibujante, filósofo…, hace ya muchos años que ideó y plasmó sobre el papel, al tiempo que registró su invención en la oficina de New Patent, sin que hasta la fecha haya encontrado los recursos económicos, que en abundancia, son necesarios llevar a la práctica su invento. Así, considera, que su artilugio, que aumenta la seguridad de los marinos, ya que estos no deben subirse a la baliza a la hora de realizar el amarre de barcos de gran tamaño que están solidarizado a “muerto” o fondeo de plomada, aporta mejoras en seguridad, que merecen la inversión y dedicación suficiente como para que se lleve a la práctica.

            Pero, además, a estas alturas, tiene claro que espera que su propuesta de boya se haga realidad, incluso aunque no le aporte mucho beneficio económico, por eso, considera que sería ideal que el Puerto de Huelva asumiera como propio el proyecto, para que se hiciera cargo también de los costes que lleva la ejecución del mismo, con la contraprestación de que se quedaría con la patente, porque ahora lo único que desea es “que se haga realidad”, y lo que le queda pues es, “la ilusión por un invento útil”. Hasta el punto que tiene claro que no pretende ganar dinero, sólo, que “el Puerto se haga cargo y siga adelante registrando la nueva patente”, porque construirla, instalarla y probarla, cuesta dinero y es consciente, de que estamos en tiempos, para inversiones en las pruebas necesarias.

            Con el aval que le diera en su día, cuando trabajaba en el Puerto de Huelva el ingeniero Manuel Jiménez Cuenca, y aprovechando el diseño del interior realizado por dos profesores de la Universidad de Huelva, José Bacedoni, sin perder la esperanza, espera que alguien, el Puerto de Huelva, o cualquier otra autoridad portuaria del resto de España, se decidan asumir los gastos de patente, construcción y probaturas indispensables para su viabilidad.

Fuente: Viva Huelva.

           

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