El Rocío es una tradición fuerte y viva hoy y desde hace mucho tiempo. Pero, ¿puede tener sus raíces en un pasado aun más lejano?.

Hay solamente dos rasgos sobre el culto del Rocío que, más allá de sus apariencias externas, muchas veces criticadas, nos hacen pensar en su parecido a ciertos ritos de Eleusis. Se trata de los cultos en honor de Perséfone, que coinciden en el caso concreto del ritual de la aparición, a la hora del amanecer, de la Virgen en el exterior del santuario. Tanto en el Rocío como en muchas otras ciudades, cuando se hace la procesión de la Virgen Madre, se espera la salida del sol para hacerla visible y para salir del santuario y manifestarse ante el pueblo. Ese mismo rito se celebraba en Eleusis con Perséfone, cuando sale del mundo infernal, es decir, cuando termina su ciclo en el Hades y es devuelta a Deméter, precisamente en el momento de la salida del Sol.

Otra coincidencia con el Rocío consiste en que cada cierto tiempo se produce el traslado de la Virgen desde la aldea del Rocío hasta Almonte. La Virgen, vestida de pastora, está cubierta con una especie de saco o de capa. En los ritos de Eleusis, la virgen, en este caso Perséfone, no estaba vestida de pastora, pero sí los sacerdotes que la acompañaban, que eran los eumólpidas y que se vestían así para ese ritual específico. Precisamente en ese traslado de santuario, también la virgen Perséfone era cubierta con una suerte de mantillo. Dicen en el Rocío que se hace así para que la Virgen no se manche con el polvo de las marismas, lo cual no es una explicación muy convincente puesto que por la misma razón se va a llenar de polvo en las procesiones donde no va cubierta. En el caso de Eleusis, la virgen, llegado determinado momento, coincidiendo también con la salida del sol, era despojada de este manto que la cubría.

No es que yo defienda una continuidad a ultranza, puesto que es sabido que después de la dominación del Islam en Andalucía hubo un gran interés por parte de las autoridades eclesiásticas en que la devoción mariana fuese muy extendida, sobre todo después de la Contrarreforma. No obstante, las formas en que estas devociones se actualizan, de alguna manera, están llegando desde el fondo del tiempo, ofreciendo ciertos esquemas de esa forma de vida tan antigua, tan milenaria, que ha formado al pueblo andaluz. Ahora que se nos plantea este nuevo ciclo de la postmodernidad o del nuevo milenio, puede ser el momento para recuperar un poco esa memoria y para conocer que hay algo muy antiguo que vive en nosotros o en nuestro entorno cultural, y que por eso nos lleva a ser más respetuosos, más cuidadosos con esa tradición y con lo que hemos heredado del pasado.

Mª Dolores  F. Fígares

(Fragmento del artículo Mitos y leyendas de Andalucía)

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